lunes, 22 de agosto de 2011

Realidades...

Pocas cosas le dejan a uno la posibilidad de decir un ''por fin lo conseguí''. Para algunas mujeres y hombres esto se consigue a través de lo material, como para otros por lo espiritual. Son pocos los que buscan en el amor esta situación, pero son menos aún los que quieren alcanzar sus sueños. Ah... sueños. Qué complicado es hablar de todo esto, porque inmediatamente uno se pone en el lugar de profesor y da una cátedra de sentimientos, experiencias, etc. E al fin y al cabo, solo soy un pibe de 15 años. Para el que lea esto, probablemente sea un imbécil, no importa qué edad tengas. Porque si sos mayor, vas a pensar que me las sé todas. Y si tenes mi edad, vas a pensar que soy un gil; a ambas partes las invito a formar parte de un grupo muy selecto de personas a las que llamó ''monótonas y agrarias''. Ni la edad ni la experiencia dan sabiduría, aunque si vale recalcar que te dan los medios necesarios para poder conseguir algo interesante, y por lo qué tal vez se pueda pelear. Estos monótonos y agrícolas buscan siempre lo mismo. Una casa con lo último, los hijos perfectos, y una casa de fin de semana donde pueden llegar al final de sus días en paz. Después están los avestruces, esas personas que prefieren meter su cabeza en un poso y pensar que todo va a estar bien si ponemos todos sus problemas a una entidad superior a ellas, este grupo, me refiero a las personas, pueden que sean los integrantes más felices. Ya que todas sus cargas no les pertenecen a ellos, sino a alguien en las nubes, a un profeta carnal, o al Dios Sol. Una lástima que no puedan disfrutar el mundo con toda su plenitud, porque sin algo malo, no habría nada bueno, podemos decir...
Finalmente llegamos a los dos grupos más interesantes: Los Perdidos, y los que sueñan despiertos. Los perdidos son esas clases de persona que uno mira por un tiempo, y se queda perdido en sus acciones. Viven buscando a la persona ideal, a su príncipe azul, a su barbiegirl. Y aunque tal vez la encuentren, buscan razones innecesarias para descartar la posibilidad de que se conviertan en compañeros de viajes. Esto puede parecer poco razonable, pero en realidad estas personas tienen miedo a ser atadas y obligadas a mostrarles sus debilidades a otra. Temen confiar y resultar heridos, por lo que son las personas más infelices de esta supuesta ''cátedra''. Y por último, los que sueñan despiertos. Tengo que admitir que este grupo es al que yo pertenecía hasta hace aproximadamente 25 minutos por lo que creo poder contar mínimamente bien cómo son estas personas. Su realidad los aburre y necesitan escapar inmediatamente de donde están parados, suelen perderse en su imaginación y simplemente; volar. Quieren hacer grandes cosas pero por diferentes razones, ya sean edades o impedimentos físicos no pueden. Sueñan con lograr hazañas y con ser las personas que por momentos quieren convertirse. Y es triste en realidad, porque a pesar de que probablemente sean muy buenos escritores, vivir en realidades alternas no mejore en nada tu realidad. Y lamentablemente, es lo que yo acabo de entender, con tardanza quizá, hace aproximadamente 25 minutos...

domingo, 21 de agosto de 2011

Desconfiando de su propia sombra.

Es posible narrar la historia de un personaje épico y regido por valores morales, como también es posible narrar la historia de un cobarde. Lo que difiere en tipos de cobarde, es cómo el autor le da vida a este, si como un personaje despreciable, o un personaje; querible...


Una nube había bajado del cielo mientras él estaba llorando, perdido en una red de mentiras y engaños a sí mismo que lo hacían perderse en una espesa neblina,  por su propia seguridad. De pronto alguien se acerca. Sigilosamente. Entre la niebla. Ya no se distingue un chico, sino una rata, en busca de la oportunidad de escapar rápidamente sin ser visto. Los pasos mostraban preocupación en el que se acercaba, jadeaba y corría, como si su propia vida esté en peligro. Un lobo blanco como la luna, con unos ojos fríos como el hielo, se muestra entre la niebla. La rata empieza a correr desesperadamente buscando su salvación ; el lobo aulla. La rata inmediatamente lo mira; de repente una sensación de calidez recorre su cuerpo y trata de hacer lo mismo, pero no puede.Y ahí comprendió que por mucho que lo intente, nunca iba a poder aullar. El lobo, vuelve a hacerlo. Estos aullidos quebrantaban la garganta del lobo y denotaban una desesperación casi indescriptible. La rata corrió y corrió, para olvidar todo recuerdo de lo ocurrido, para no acordarse de que por una vez, fue considerado alguien por quién preocuparse. Trató de esconderse entre las ratas,  pero estas le tuvieron miedo. Trató con las hienas, y se rieron de él. Al final termino solo, llorando, como lo había hecho antes. Y en ese momento de angustia  escucha otros llantos y corre hacia los desesperados pedidos de ayuda. Grita y grita que espere; que lo ayudará cuando esté ahí. Al llegar, ve a un lobo mirándolo temerosamente, nuestro personaje aulla; el otro lobo intenta, pero no lo logra. Y es ahí que entiende que esto es lo que había pasado antes. Fue cuando entendió, que no importa lo que seas, sino como te veas a vos mismo. Entonces, el otro lobo ''corrió y corrió, para olvidar todo recuerdo de lo ocurrido; para no acordarse de que por una vez, fue considerado alguien por quién preocuparse''...