domingo, 21 de agosto de 2011

Desconfiando de su propia sombra.

Es posible narrar la historia de un personaje épico y regido por valores morales, como también es posible narrar la historia de un cobarde. Lo que difiere en tipos de cobarde, es cómo el autor le da vida a este, si como un personaje despreciable, o un personaje; querible...


Una nube había bajado del cielo mientras él estaba llorando, perdido en una red de mentiras y engaños a sí mismo que lo hacían perderse en una espesa neblina,  por su propia seguridad. De pronto alguien se acerca. Sigilosamente. Entre la niebla. Ya no se distingue un chico, sino una rata, en busca de la oportunidad de escapar rápidamente sin ser visto. Los pasos mostraban preocupación en el que se acercaba, jadeaba y corría, como si su propia vida esté en peligro. Un lobo blanco como la luna, con unos ojos fríos como el hielo, se muestra entre la niebla. La rata empieza a correr desesperadamente buscando su salvación ; el lobo aulla. La rata inmediatamente lo mira; de repente una sensación de calidez recorre su cuerpo y trata de hacer lo mismo, pero no puede.Y ahí comprendió que por mucho que lo intente, nunca iba a poder aullar. El lobo, vuelve a hacerlo. Estos aullidos quebrantaban la garganta del lobo y denotaban una desesperación casi indescriptible. La rata corrió y corrió, para olvidar todo recuerdo de lo ocurrido, para no acordarse de que por una vez, fue considerado alguien por quién preocuparse. Trató de esconderse entre las ratas,  pero estas le tuvieron miedo. Trató con las hienas, y se rieron de él. Al final termino solo, llorando, como lo había hecho antes. Y en ese momento de angustia  escucha otros llantos y corre hacia los desesperados pedidos de ayuda. Grita y grita que espere; que lo ayudará cuando esté ahí. Al llegar, ve a un lobo mirándolo temerosamente, nuestro personaje aulla; el otro lobo intenta, pero no lo logra. Y es ahí que entiende que esto es lo que había pasado antes. Fue cuando entendió, que no importa lo que seas, sino como te veas a vos mismo. Entonces, el otro lobo ''corrió y corrió, para olvidar todo recuerdo de lo ocurrido; para no acordarse de que por una vez, fue considerado alguien por quién preocuparse''...

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